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jueves, 19 de junio de 2014

HIPERACTIVIDAD EN EL SALÓN

Comúnmente los profesores tienen que lidiar con una serie de comportamientos que perjudican o entorpecen el desarrollo de la clase, describiendo los mismos en muchas ocasiones como "conductas fuera de lo normal", dentro de estas incluyen: "Moverse de su sitio (...) no estar quieto, ponerse de pie constantemente (...) no estar en su sitio (...) mover mucho las manos (...) parece como si quisiera salir del salón (...) ser muy contestón o en ocasiones agrede a sus compañeros (...) no seguir las reglas, no obedecer, etc."
Pero en realidad, para poder comprender estas conductas, en primer lugar es importante responder a la siguiente pregunta: ¿Qué es la Hiperactividad?.
La hiperactividad como tal, es el comportamiento que se caracteriza por la actividad excesiva, la misma que está por encima de lo esperado a la edad. Sin embargo, es preciso mencionar que al hablar de hiperactividad no sólo debemos ceñirnos a una inquietud motriz o un mal comportamiento, puesto que en realidad tales características son la punta del iceberg, al cuál se denomina "Trastorno por déficit de atención con Hiperactividad (TDAH)" el mismo que es un síndrome conductual con bases neurobiológicas, un fuerte componente genético y de inicio en la infancia (Portellano, 2008), caracterizado por desatención, hiperactividad o impulsividad, el cual es más frecuente y grave que lo observado en personas con similar nivel de desarrollo (Roselli, Matute & Ardila, 2010).
Lo descrito líneas atrás, tiene que haberse presentado antes de los 7 años, interfiriendo la actividad académica, social, familiar o laboral; además, tales comportamientos deben tener una duración de por lo menos 6 meses (López-Ibor & Valdés, 2002).

Manifestaciones del TDAH infantil, según la clasificación DSM-IV-TR, que sirven como criterios para el diagnóstico:

Desatención
- A menudo no presta atención suficiente a los detalles o incurre en errores por descuido en las tareas escolares, en el trabajo o en otras actividades.
- A menudo tiene dificultades para mantener la atención en tareas o en actividades lúdicas
- A menudo parece no escuchar cuando se le habla directamente
- A menudo no sigue instrucciones y no finaliza tareas escolares, encargos, u obligaciones en el centro de trabajo (no se debe a comportamiento negativista o a incapacidad para comprender instrucciones)
- A menudo tiene dificultades para organizar tareas y actividades.
- A menudo evita, le disgusta o es renuente en cuanto a dedicarse a tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido (como trabajos escolares o domésticos)
- A menudo extravía objetos necesarios para tareas o actividades (p. ej. juguetes, ejercicios escolares, lápices, libros o herramientas)
- A menudo se distrae fácilmente por estímulos irrelevantes
- A menudo es descuidado en las actividades diarias
Hiperactividad
- A menudo mueve en exceso manos o pies, o se remueve en su asiento
- A menudo abandona su asiento en la clase o en otras situaciones en que se espera que permanezca sentado
- A menudo corre o salta excesivamente en situaciones en que es inapropiado hacerlo (en adolescentes o adultos puede limitarse a sentimientos subjetivos de inquietud)
- A menudo tiene dificultades para jugar o dedicarse tranquilamente a actividades de ocio
- A menudo "está en marcha" o suele actuar como si tuviera un motor
- A menudo habla en exceso
Impulsividad
- A menudo precipita respuestas antes de haber sido completadas las preguntas
- A menudo tiene dificultades para guardar tumo
- A menudo interrumpe o se inmiscuye en las actividades de otros (p. ej. se entromete en conversaciones o juegos)
El TDAH es uno de los diagnósticos más frecuentes en el ámbito de la piscología clínica infantil y presenta comorbilidad diagnóstica con otros trastornos (negativismo desafiante, ansiedad, dislexia, trastorno bipolar, o síndrome de Giles de la Tourette (Portellano, 2008) y actualmente una de las principales preocupaciones de los investigadores en educación infantil, radica en identificar convenientemente la conducta hiperactiva, para lo cual se hace necesario realizar una evaluación apropiada de los comportamientos de los niños en el salón de clases.
Este hecho ha generado que por ejemplo, hoy en día exista un sobrediagnóstico, principalmente en los colegios, ya que algunos profesores suelen confundir conductas socialmente inadaptadas, agresividad e indisciplina con el TDAH, por lo que será importante y necesario que ellos observen en el salón de clases ciertas conductas y que posteriormente puedan describirlas, mas no así adelantarse a dar un diagnóstico, ya que ello es responsabilidad de un equipo especializado y externo al colegio.

Conductas a ser observadas por los profesores en clase:
- Se observa a un niño que es más impulsivo, inquieto, inatento o activo que los demás.
- Se tropieza con el que está delante de la fila, le pisa varias veces sin darse cuenta.
- Se levanta de su asiento varias veces durante la clase sin un propósito específico.
- Habla cuando no le corresponde, en exceso y en ocasiones suelen ser comentarios fuera de contexto.
- Emite sonidos cuando debería callar.
- Hace tonterías para atraer la atención del adulto que está con otro niño.
- Corre o salta por el salón en lugar de trabajar
- No presta sus cosas
- No termina las tareas que se le asignan, tienden a abandonarla y comenzar otra, que a su vez tampoco la finaliza.
- Suele perder las cosas
- Se ríe tontamente cuando nadie lo hace
- Desordena el armario al coger algo, se le caen las cosas.
- Repite las preguntas una y otra vez.
- Se olvida de lo que debe hacer
Ahora bien, los profesores desempeñan para los niños un rol semejante al de un segundo padre o madre. Por ese motivo ven en él o ella un modelo a contrastar con el familiar, una nueva fuente de autoridad (a la que aceptará o a quién se enfrentará), un nuevo punto de referencia sobre su escala de valores y un nuevo reflejo de su propia imagen (Orjales, 1999).

Del profesor depende:
- Que los problemas de conducta presentes en el niño sean detectados a tiempo, ya que al tener de referencia al resto de niños, pueden percatarse que las cosas no van bien con alguno de ellos.
- La forma en que los padres van a atender y aceptar las señales de alerta del profesor, puesto los docentes deben ser lo más objetivo y rigurosos posibles en el momento de dar información a los padres, relajando la angustia si ve que es desmedida y alertando si los padres parecen quitar demasiada importancia al problema.
- La mejora del comportamiento del niño en el aula.
- El control de los efectos negativos que el comportamiento del niño pueda tener sobre los demás alumnos del curso, sin culpabilizar o estigmatizar a uno.