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viernes, 20 de junio de 2014

TÉCNICAS PARA DISMINUIR CONDUCTAS INADECUADAS

Una de las grandes dificultades de los padres y/o maestros es saber cómo manejar la conducta inadecuada o "conducta-problema" de sus niños. A menudo los escuchamos decir frases como: "no me hace caso", "no quiere hacer lo que se le dice", "se molesta cuando le impedimos algo", "hace berrinches",  "no acepta límites",  "ya no sabemos qué hacer frente a su desobediencia y su rebeldía" etc., de allí que es importante que los maestras y/o padres adquieran recursos para enfrentar estas situaciones, y tomen conciencia que la mayor parte de estos comportamientos son aprendidos. 
Pero... ¿Qué es conducta?
Está definida como la actividad global de un organismo que hace posible la adaptación a su medio específico y que le proporciona control e independencia frente ha dicho medio.
En ese sentido, es importante recordar que los niños no heredan buenos ni malos hábitos, su conducta es el resultado del aprendizaje en el ambiente familiar, escolar y social; sin embargo, también hay que tener en cuenta que las conductas pueden ser "desaprendidas" o cambiadas.
A continuación se describen algunas técnicas sencillas para disminuir las conductas inadecuadas de los niños:
1. Ignorar Activamente
Implica el retiro total e inmediato de los diferentes reforzadores que pueden estar manteniendo la conducta. Se aplica en todo tipo de conductas-problema, pero sin manifestaciones agresivas. En su administración debemos tener en cuenta que es importante lo siguiente:
  • Identificar los reforzadores que mantienen la conducta-problema.
  • Controlar y evitar que se presenten los reforzadores identificados.
  • Tener en cuenta que habrá un incremento inicial de la conducta-problema ante este procedimiento.
  • Ser constante, no ceder.
Por ejemplo: Si el adulto se encuentran conversando con otra persona y un niño empieza a preguntar sin ser autorizado de manera insistente sobre dicho tema de conversación, la técnica consistirá en que el adulto deberá ignoran la pregunta del niño, así el niño se las reitere constantemente. Ignorar activamente implicará que nadie le haga caso o diga nada, aunque su conducta sea más notoria que antes.
 2. Tiempo de Reflexión
Consiste en retirar al niño, por unos momentos de la situación o contexto en el que se lleva a cabo la conducta-problema, con la finalidad de que no se refuerce la  conducta. El lugar de ubicación del niño podrá ser un sector del aula u otro ambiente. Debemos tener en cuenta lo siguiente:
  • Se deberá utilizar una advertencia o aviso previo frente a la presentación de la conducta-problema.
  • Si a pesar de la advertencia, el niño continúa con la conducta-problema, se le llevará al ambiente preparado, sin regaños ni discusiones, diciéndole únicamente que "permanecerá por unos instantes ahí para que analice" sobre su conducta.
  • El lugar donde se ubique al niño deberá estar libre de estímulos reforzantes y atractivos.
  • El tiempo de permanencia en dicho lugar elegido debe ser de aproximadamente 5 minutos.
  • Acabado este tiempo, el niño será regresado al lugar inicial, sugiriéndosele la conducta adaptativa a realizar.
Por ejemplo: Si en el patio, un niño empieza a tirarle los juguetes a otro niño mientras juegan, y aunque el adulto le ha advertido sin tener éxito en corregir dicha conducta; lo retirará del patio y lo llevara al lugar preparado, indicándole que reflexione sobre su mal comportamiento. El niño se quedara allí unos minutos, el adulto no le dirigirá la palabra ni lo juzgará durante el periodo de reflexión. Al termino del tiempo se le regresará a la situación inicial, sugiriéndosele que se disculpe con su compañero, dándole además la opción de seguir jugando con él.
Recuerde que el niño no debe de estar protestando, sino por el contrario debe mostrar conductas sociales apropiadas, pues de otra manera el hecho de permitirle retornar a la situación de juego, podría reforzar las conductas inadecuadas; este punto es de gran importancia, por lo que hay que tener mucho cuidado al aplicar el procedimiento.
3. Reforzamiento de Conductas Adecuadas

En el repertorio conductual de un niño podemos encontrar una variedad de  conductas inadecuadas, pero a la vez existirán conductas positivas, incompatibles con ellas, física y temporalmente. El adulto debe reforzar positivamente sólo las conductas adecuadas y no las conductas socialmente indeseables.
Por ejemplo: El adulto reforzará de manera positiva cada vez que el niño hable con propiedad, diciéndole: "qué bien que estás hablando", "qué excelente hablas", ignorando por el contrario el habla inapropiada para su edad.

 4. Sobrecorrección
Es una técnica que se usa cuando la conducta-problema ha causado un daño observable en el medio ambiente, y consiste en corregir los efectos producidos por la misma, además de ejecutar una actividad extra que implique la realización de un comportamiento apropiado. Puede emplearse en casos de conductas agresivas y auto estimulatorias.


Por ejemplo: Si un niño tira papeles al suelo, el adulto le amonestará indicándole que recoja los papeles que ha tirado y además que barra todo el ambiente en el que se encuentra.

5. Sanciones Lógicas
Consiste en administrar una consecuencia desagradable inmediatamente después de ocurrida la conducta problema. Se utiliza para reducir conductas inadecuadas.
Por ejemplo: Si el niño dice una grosería, el adulto lo sancionara prohibiéndole salir al recreo por dos días.

6. Pérdida de Privilegios 
Es la retirada de un estímulo reforzante ya ganado, que obra en el poder del niño en el momento de emitir la respuesta indeseable.
Por ejemplo: Un niño después de haber realizado una conducta adecuada obtiene como premio sacar un juguete del aula al patio. El adulto le permitirá sacar el juguete advirtiéndole que debe cuidarlo. Sin embargo el niño empieza a lanzar las piezas; entonces el adulto de manera inmediata dará por concluido el beneficio y el juego concluye para el niño.
RECOMENDACIONES FINALES
  • Es importante que a la hora de corregir se tenga en cuenta lo siguiente:
  • Las ÓRDENES DEBEN SER CLARAS y EXPLICITAS.
  • Sea firme con las órdenes, EVITE GRITAR.
  • Cuando el niño cometa errores ya sean justificados o apropósito, SEÑALE LA CONDUCTA ESPERADA y no le brinde atención al error.
  • PRÉSTELE ATENCIÓN mientras él realiza una conducta adecuada.
  • Facilite al niño la oportunidad de ejecutar CONDUCTAS ALTERNATIVAS.
  • SEA CONSTANTE en la aplicación de los procedimientos, es decir, persista en su actitud y actúe siempre del mismo modo.
  • Tenga CONTROL SOBRE SUS EMOCIONES y REACCIONES, no se deje llevar por la cólera.
  • Ante conductas inadecuadas muestre un ROSTRO NEUTRAL, evite demostrar enojo o frustración.
  • EVITE DE COMENTAR las conductas negativas que presenta el niño delante de él.
  • Si decide hacer USO DE LAS TÉCNICAS DE MODIFICACION DE CONDUCTA, se debe tener en cuenta: el lugar, momento y la situación.
Conviene recordar a los padres la necesidad de:
  • Comprobar que el niño ha recepcionado el mensaje, mediante  la repetición de la orden o instrucción, por parte del niño.
  • Expresar sus sentimientos para que el niño sepa que no disfrutan sancionándolo. Por ejemplo, "¡me pone muy triste tener que quitarte tu juguetes, porque te portaste inadecuadamente!".
  • No poner sanciones desproporcionadas, que luego no se van a cumplir.
  • Elogiar con frases positivas al niño cuando realice algo bien, por ejemplo: "eres un campeón", "lo hiciste excelente", etc.
  • Evitar los sarcasmos, por ejemplo, en vez de decir "¡ya era hora de que te bañes!",   deben decir "¡estupendo!, te has bañado solo".
  • Dejar claro al niño que lo que les molesta no es él, sino su forma de comportarse.
  • Explicar clara y concretamente de como esperan que el niño se comporte en posibles situaciones conflictivas.
Finalmente, las intervenciones en el manejo de las conductas inadecuadas, son múltiples e importantes de llevar a la práctica para mejorar dicha conducta y su interrelación con la familia, la escuela y en general en el ambiente social del niño.

jueves, 19 de junio de 2014

HIPERACTIVIDAD EN EL SALÓN

Comúnmente los profesores tienen que lidiar con una serie de comportamientos que perjudican o entorpecen el desarrollo de la clase, describiendo los mismos en muchas ocasiones como "conductas fuera de lo normal", dentro de estas incluyen: "Moverse de su sitio (...) no estar quieto, ponerse de pie constantemente (...) no estar en su sitio (...) mover mucho las manos (...) parece como si quisiera salir del salón (...) ser muy contestón o en ocasiones agrede a sus compañeros (...) no seguir las reglas, no obedecer, etc."
Pero en realidad, para poder comprender estas conductas, en primer lugar es importante responder a la siguiente pregunta: ¿Qué es la Hiperactividad?.
La hiperactividad como tal, es el comportamiento que se caracteriza por la actividad excesiva, la misma que está por encima de lo esperado a la edad. Sin embargo, es preciso mencionar que al hablar de hiperactividad no sólo debemos ceñirnos a una inquietud motriz o un mal comportamiento, puesto que en realidad tales características son la punta del iceberg, al cuál se denomina "Trastorno por déficit de atención con Hiperactividad (TDAH)" el mismo que es un síndrome conductual con bases neurobiológicas, un fuerte componente genético y de inicio en la infancia (Portellano, 2008), caracterizado por desatención, hiperactividad o impulsividad, el cual es más frecuente y grave que lo observado en personas con similar nivel de desarrollo (Roselli, Matute & Ardila, 2010).
Lo descrito líneas atrás, tiene que haberse presentado antes de los 7 años, interfiriendo la actividad académica, social, familiar o laboral; además, tales comportamientos deben tener una duración de por lo menos 6 meses (López-Ibor & Valdés, 2002).

Manifestaciones del TDAH infantil, según la clasificación DSM-IV-TR, que sirven como criterios para el diagnóstico:

Desatención
- A menudo no presta atención suficiente a los detalles o incurre en errores por descuido en las tareas escolares, en el trabajo o en otras actividades.
- A menudo tiene dificultades para mantener la atención en tareas o en actividades lúdicas
- A menudo parece no escuchar cuando se le habla directamente
- A menudo no sigue instrucciones y no finaliza tareas escolares, encargos, u obligaciones en el centro de trabajo (no se debe a comportamiento negativista o a incapacidad para comprender instrucciones)
- A menudo tiene dificultades para organizar tareas y actividades.
- A menudo evita, le disgusta o es renuente en cuanto a dedicarse a tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido (como trabajos escolares o domésticos)
- A menudo extravía objetos necesarios para tareas o actividades (p. ej. juguetes, ejercicios escolares, lápices, libros o herramientas)
- A menudo se distrae fácilmente por estímulos irrelevantes
- A menudo es descuidado en las actividades diarias
Hiperactividad
- A menudo mueve en exceso manos o pies, o se remueve en su asiento
- A menudo abandona su asiento en la clase o en otras situaciones en que se espera que permanezca sentado
- A menudo corre o salta excesivamente en situaciones en que es inapropiado hacerlo (en adolescentes o adultos puede limitarse a sentimientos subjetivos de inquietud)
- A menudo tiene dificultades para jugar o dedicarse tranquilamente a actividades de ocio
- A menudo "está en marcha" o suele actuar como si tuviera un motor
- A menudo habla en exceso
Impulsividad
- A menudo precipita respuestas antes de haber sido completadas las preguntas
- A menudo tiene dificultades para guardar tumo
- A menudo interrumpe o se inmiscuye en las actividades de otros (p. ej. se entromete en conversaciones o juegos)
El TDAH es uno de los diagnósticos más frecuentes en el ámbito de la piscología clínica infantil y presenta comorbilidad diagnóstica con otros trastornos (negativismo desafiante, ansiedad, dislexia, trastorno bipolar, o síndrome de Giles de la Tourette (Portellano, 2008) y actualmente una de las principales preocupaciones de los investigadores en educación infantil, radica en identificar convenientemente la conducta hiperactiva, para lo cual se hace necesario realizar una evaluación apropiada de los comportamientos de los niños en el salón de clases.
Este hecho ha generado que por ejemplo, hoy en día exista un sobrediagnóstico, principalmente en los colegios, ya que algunos profesores suelen confundir conductas socialmente inadaptadas, agresividad e indisciplina con el TDAH, por lo que será importante y necesario que ellos observen en el salón de clases ciertas conductas y que posteriormente puedan describirlas, mas no así adelantarse a dar un diagnóstico, ya que ello es responsabilidad de un equipo especializado y externo al colegio.

Conductas a ser observadas por los profesores en clase:
- Se observa a un niño que es más impulsivo, inquieto, inatento o activo que los demás.
- Se tropieza con el que está delante de la fila, le pisa varias veces sin darse cuenta.
- Se levanta de su asiento varias veces durante la clase sin un propósito específico.
- Habla cuando no le corresponde, en exceso y en ocasiones suelen ser comentarios fuera de contexto.
- Emite sonidos cuando debería callar.
- Hace tonterías para atraer la atención del adulto que está con otro niño.
- Corre o salta por el salón en lugar de trabajar
- No presta sus cosas
- No termina las tareas que se le asignan, tienden a abandonarla y comenzar otra, que a su vez tampoco la finaliza.
- Suele perder las cosas
- Se ríe tontamente cuando nadie lo hace
- Desordena el armario al coger algo, se le caen las cosas.
- Repite las preguntas una y otra vez.
- Se olvida de lo que debe hacer
Ahora bien, los profesores desempeñan para los niños un rol semejante al de un segundo padre o madre. Por ese motivo ven en él o ella un modelo a contrastar con el familiar, una nueva fuente de autoridad (a la que aceptará o a quién se enfrentará), un nuevo punto de referencia sobre su escala de valores y un nuevo reflejo de su propia imagen (Orjales, 1999).

Del profesor depende:
- Que los problemas de conducta presentes en el niño sean detectados a tiempo, ya que al tener de referencia al resto de niños, pueden percatarse que las cosas no van bien con alguno de ellos.
- La forma en que los padres van a atender y aceptar las señales de alerta del profesor, puesto los docentes deben ser lo más objetivo y rigurosos posibles en el momento de dar información a los padres, relajando la angustia si ve que es desmedida y alertando si los padres parecen quitar demasiada importancia al problema.
- La mejora del comportamiento del niño en el aula.
- El control de los efectos negativos que el comportamiento del niño pueda tener sobre los demás alumnos del curso, sin culpabilizar o estigmatizar a uno.

martes, 17 de junio de 2014

NEURO-PSICOLOGIA Y REHABILITACIÓN DEL TDAH


La neuropsicología es la ciencia que estudia la relación entre el funcionamiento cerebral y la conducta humana (Kolb & Wishaw, 2009; Junqué & Barroso, 2009), cuyas características son el de ser dinámica, ya que se trata de una relación que puede modificarse. Sin embargo, desde sus inicios, la neuropsicología estuvo abocada a la intervención, recuperación y rehabilitación del adulto y esos mismos parámetros, fundamentos teóricos y técnicas las utilizaron en los niños (Roselli, Matute & Ardila, 2010), considerándolos como "un cerebro en miniatura": por ello, para entender a cabalidad las relaciones cerebro - conducta en el niño, éste debe ser visto dentro del contexto sociocultural que delimita su desarrollo y condiciona las estrategias o técnicas a empelar en su rehabilitación (Roselli, Matute & Ardila, 2010).

Ahora bien, tanto la psicología como la neuropsicología han realizado sus aportes para la comprensión del TDAH. De parte de la psicología, Galperin y Talizana (citados por Quintanar, Solovieva & Flores, 2002), aportan que la atención constituye el medio y no el objetivo de la actividad, por lo que para ello es necesario el control que se debe realizar por parte del entorno (maestros, padres) y del mismo niño. Respecto a la contribución de la neuropsicología, algunos reportes contemporáneos, señalan que la actividad de los lóbulos frontales se encuentra relacionada a las funciones del proceso de atención (Quintanar, Solovieva & Flores, 2002), lo que para Luria (1973) constituiría el tercer bloque cerebral (bloque de programación, control y verificación).

El TDAH es uno de los problemas más frecuentes que se presentan en la escuela (Quintanar, Solovieva & Flores, 2002; Echavarría, 2012) y está asociada a dificultades en el aprendizaje; por lo que su diagnóstico ha estado determinado por una aproximación sintomática, ya sea a través de la cuantificación (empleando pruebas psicométricas estandarizadas) o mediante los criterios del DSM - IV - TR de la Asociación Psiquiátrica Americana. De acuerdo a este último, existen tres variantes del TDAH, siendo las características de cada una de ellas, percibidas de manera directa en la observación de conducta en la escuela, como en el hogar y los diferentes espacios en los que se desenvuelve el niño. Estas tres variantes son:

a. Con predominio de déficit de atención,
b. Con predominio de hiperactividad - impulsividad y
c. Tipo combinado
Para cada uno de estos tipos de TDAH, existen tratamientos, que mientras más tempranamente sean aplicados, mejores efectos tendrán. A continuación se describirán de manera sucinta, cuáles son los tratamientos actuales del TDAH para más adelante centrarnos en lo Neuropsicológico:

- Farmacológico: al ser el TDAH un desorden neurobiológico, donde hay una alteración de los neurotransmisores Dopamina y Noradrenalina se realizaron estudios sobre estos factores bioquímicos (Roselli, Matute & Ardila, 2010) y es en 1937 que Bradley descubrió que los estimulantes mejoran la capacidad del niño para permanecer concentrado (Quintanar, Solovieva & Flores, 2002), por lo que su uso se ha incrementado.
Existen fármacos que se consideran de primera elección o de eficacia comprobada y ahí podemos encontrar a: anfetaminas, metilfenidato, pemolina y cafeína. De todos los descritos antes, el metilfenidato es el más comercial en países como el nuestro y tiene varias presentaciones: Concerta, Ritalin, Ritalina o Rubifen, cuyo efecto favorece al tratamiento del TDAH y también del síndrome de taquicardia ortostática postural y narcolepsia. Sin embargo, es preciso señalar que su uso está delimitado por la prescripción neuropediatrica o neurológica, por lo que deberá evitarse la automedicación.

- Psicológico: siendo el TDAH un trastorno de conducta, donde su principal síntoma es la falta de control de impulso y el escaso seguimiento de normas, en psicología se han desarrollado diversas formas de tratamiento, dentro de ellas podemos citar a las técnicas de enfoque conductual y cognitivo, como también la terapia emocional (Quintanar, Solovieva & Flores, 2002).

- Conductual: estos métodos se basan en los principios del condicionamiento operante y comprenden programas que incluyen la "modificación de conducta", con el fin de:
a) Adquirir conductas nuevas y positivas, las mismas que le permitirán un adecuado desarrollo al niño, empleando el refuerzo positivo (economía de fichas y el moldeamiento) como apoyo.
b) Mantenimiento de la conducta, ya que pese a mostrar comportamientos disruptivos, el menor posee cierto repertorio conductual que se debe de potenciar, por ejemplo algunos niños si saludan y bajo ciertas condiciones se adecuarán a la normas, por lo tanto será pertinente aprovechar ello para usarlo como recurso terapéutico.
c) Reducción de la conducta, es obvio que el mayor problema de los padres se centra en que el niño no se adecue a las normas y que constantemente se pare de su sitio o interrumpa a la clase con comentarios fuera de contexto, por ello, esto nos permitirá que la frecuencia de dicho inconveniente se reduzca hasta que posteriormente se extinga y adquiera nuevas conductas.


- Emocional: está en relación a las dificultades que vienen asociadas al niño con TDAH. Por ejemplo, si un niño presenta dentro de sus características conductuales lo siguiente: es agresivo, molesta demasiado, suele quitar las cosas a sus compañeros y por ende sus compañeros evitan juntarse con él, no lo invitan a las fiestas de cumpleaños ni realizan juegos, esto genera que el menor incremente su molestia y se sienta rechazado por el grupo, por lo que será necesario trabajar lo concerniente a habilidades sociales, manejo y expresión de emociones, etc. (Orjales, 1999).

- Familiar: será importantísima, ya que los padres suelen mostrar mayor frustración al no poder manejar las conductas del niño, lo que ocasiona distanciamiento afectivo entre los padres con posterior ruptura del vínculo de pareja.

- Pedagógico: Consiste en una serie de estrategias y técnicas para facilitar la labor del profesor en el aula, mediante la modificación de las condiciones del ambiente del aula para favorecer la concentración en clase, el uso de técnicas de reforzamiento positivo de parte del docente a los alumnos ante la presencia de conductas inadecuadas o la estructuración de la tarea en tiempos cortos para ayudar al menor a terminar la tarea (Orjales, 1999). Sin embargo, esto no es suficiente, por lo que será necesario que se utilicen los métodos y programas de la enseñanza regular, a los que se deberá aplicar diversas técnicas, tales como: hacer consciente al niño de su defecto, señalarle los errores de manera positiva y evaluar constantemente el conocimiento y las destrezas alcanzadas; permitiendo al niño seleccionar el contenido del material e inclusive determinar la hora de las sesiones (Quintanar, Solovieva & Flores, 2002). De otro lado, también se considera el adaptar el programa de estudios a las necesidades educativas especiales que presentan los niños con TDAH, con el fin de optimizar su aprendizaje.


Organizando mejor lo expuesto anteriormente señalado, se puede concluir que el apoyo pedagógico incluye:

- Enseñanza individualizada en las áreas en las que el niño tiene déficit.
- Incorporación de los niños al programa educativo normal con asesoría y apoyo especial de parte del maestro.
- Establecimiento de una disciplina en el aula con actitud cordial
- Interacción entre el maestro y el estudiante, la misma que debe ser realista y se destaque el rasgo positivo del alumno,
Hay que tener en cuenta que muchos maestros asumen que el TDAH es la causa de los problemas que el niño presenta en el aprendizaje (Quintanar, Solovieva & Flores, 2002).

- Neuropsicológico: Los conocimientos actuales, y su rápido progreso en relación a la intervención de los diversos trastornos de conducta (TDAH, trastorno negativista desafiante, etc.) y emocionales (ansiedad, depresión, estrés, etc.) (Roselli, Matute & Ardila, 2010), han aportado mucho para la recuperación de los pacientes o usuarios los centros especializados; sin embargo, ello obliga a realizar nuevos planteamientos, particularmente en el ámbito neuropsicológico, ya que su trabajo estuvo orientado hasta los años 1980 al tratamiento de los trastornos del lenguaje (Peña-Casanova, 2007), ello incluía a la intervención de los lesionados de la primera y segunda guerra mundial, donde los primeros programas de rehabilitación neuropsicológica con una perspectiva integral los encontramos en Alemania; posteriormente, ello cambió con la aplicación de programas cuya finalidad era la rehabilitación cognitiva. Fue durante la Segunda Guerra Mundial que Luria estableció los fundamentos de la neuropsciología moderna y enfatizó la importancia del diseño de programas de intervención individualizados (Peña-Casanova, 2007).

Actualmente existen dos tendencias en la rehabilitación neuropsicológica:
- Facilitar la reincorporación del paciente con lesión cerebral a su entorno habitual, creando programas basados en la comunidad y
- La utilización de programas de computación en la rehabilitación cognitiva.

Sin embargo, viendo estas tendencias, aún es muy sesgada la aplicación para otras dificultades propias del neurodesarrollo y particularmente en el TDAH, por ello Quintanar y Solovieva (2002), abordan la intervención de este trastorno mediante la aproximación cognitiva, las mismas que están basadas en la ideas de Vigostky y Luria.
Si se parte de la premisa que en el TDAH se afecta el lenguaje privado, los programas de corrección se integran con estrategias de monitoreo y registro conductual, donde las primeras incluyen técnicas cognitivas que producen cambios positivos en la conducta de los niños tanto en casa con en el colegio.
Una de las técnicas que Goldstein empleó en 1998, fue la autoinstrucción, obteniendo óptimos resultados en pruebas de aptitud de aprendizaje, lectura y pareamiento de figuras en niños con déficit de atención y problemas en el aprendizaje, en comparación con u grupo control.
En esto se busca que el niño logre formularse autoinstrucciones mientras realiza una determinada tarea, lo cual generará que su resultado sea mejor; tales técnicas incluyen la autoevaluación, la autograbación y el autocastigo (Quintanar, Solovieva & Flores, 2002; Orjales, 1999). Es decir si por ejemplo realizará una composición sobre el día del padre el menor debe seguir ciertos pasos, que incluyen el que se diga a sí mismo:
"Primero debo detenerme, luego preguntarme: ¿qué tengo que hacer?, ¿cómo lo haré?"; seguidamente como ya sé qué y como debo hacerlo, prestaré mucha atención y hacerlo; finalmente felicitarme por lo bien que me salió y si no lo pude completar puesto debo de volver al paso inicial y ver que error cometí?
Por otro lado, para desarrollar la atención selectiva (a nivel auditivo prioritariamente) Teeter y Semrud-Clikeman (citado por Quintanar, Solovieva & Flores, 2002), emplean actividades en las que el niño tiene que escuchar una lista de palabras y señalar cuántas de ellas inician con la letra "p" y cuántas letras "p" escuchó en toda la lista.
Asimismo, tanto Luria (1973) como Vigotsky (1983), señalaron la importancia del lenguaje en la vida psíquica del hombre y su papel durante el desarrollo del niño, no sólo con el fin comunicativo, sino también como reguladora, mediatizadora, generalizadora y cognoscitiva, señalando su carácter sistémico e interdependiente (Quintanar, Solovieva & Flores, 2002), por lo que en la intervención se utiliza de manera conjunta con el juego de roles, ya que a través de estas actividades el niño se da cuenta de las relaciones que existen en la sociedad y percibe de manera consciente las reglas, obligaciones y deberes que debe de cumplir, constituyendo esto en el pilar del surgimiento de la atención voluntaria, consolidando así los procesos involuntarios del niño y formándose además los motivos e intereses, acompañado de las neo-formaciones, que tanto Vigotsky y Elkonin (Quintanar, Solovieva & Flores, 2002), las consideran como básicas de la edad escolar y que son la imaginación, conducta voluntaria, personalidad y reflexión.
            Finalmente, se debe indicar que paralelamente a la terapia (psicológica, psicopedagógica o neuropsicológica), el niño deberá de combinarlo con el tratamiento farmacológico para tener mejores y mayores resultados.

lunes, 16 de junio de 2014

TIPOS DE ATENCIÓN

Muchas veces hemos recibido comentarios de parte de los profesores con respecto a la adquisición del aprendizaje de nuestros hijos y en algunos casos nosotros mismos hemos hecho referencia a ello: ?No presta atención (...) se distrae con facilidad (?) cuando hace la tarea no la culmina (?) se pone a jugar con lo que tiene delante de él y no hace sus actividades (?) demora mucho tiempo en hacer sus cosas, etc.?.
Pero, ¿en realidad a que hacemos referencia con ello?, pues estamos hablando de la atención, la cuál es la responsable de establecer un orden de prioridades y de secuenciar temporalmente las respuestas más adecuadas para cada ocasión (Portellano, 2005). Es decir, la atención es una propiedad del sistema nervioso que dirige las acciones complejas del cuerpo y del encéfalo (Kolb & Wishaw, 2009), esto supone a la vez, una orientación-concentración mental hacía una tarea y la inhibición de las actividades competidoras (Gil, 2007) o estímulos irrelevantes y/o novedosos. No obstante de acuerdo con el lenguaje cotidiano, prestar atención significa mostrar interés por un estímulo en particular o centrarse en una misma tarea (Artigas-Pallarés & Narbona, 2011).
Es preciso indicar que a nuestro cerebro llegan numerosos estímulos que no pueden ser procesados de manera simultánea, de ahí que surge la necesidad de que exista una función que se encargue de realizar el proceso de selección y filtro de los mismos (Echavarría, 2012) y esta viene a ser la atención.
Pero la atención no es una función unitaria o específica (Artigas-Pallarés & Narbona, 2011), la aproximación neuropsicológica, al igual que la psicológica, ha realizado sus propias contribuciones para la comprensión del proceso de atención. De acuerdo a los datos de la neuropsicología contemporánea, señalan que la actividad de los lóbulos frontales se encuentra relacionada principalmente a las funciones del proceso de atención (Quintanar, Solovieva & Flores, 2002), lo que para Luria (1973) constituiría el tercer bloque cerebral (bloque de programación, control y verificación).
La complejidad conceptual, neuroanatómica y neurofuncional de la atención impide que pueda explicarse mediante una definición simple (Artigas-Pallarés & Narbona, 2011); de ahí que tampoco pueda haber un consenso respecto a los tipos de atención que han de evaluarse de manera específica, lo que genera distintos modos y formas de clasificar según:
- Mecanismos implicados: selectiva, dividida y sostenida
- Grado de control:
  • Involuntaria: Es la respuesta de orientación, que son manifestaciones electrofisiológicas, motoras y vasculares que se dan ante estímulos fuertes y novedosos, tal respuesta es innata  (Luria, 1988; citado por Quintanar, Solovieva & Flores, 2002).
  • Voluntaria: se desarrolla en la niñez, donde el niño se hace capaz de controlar su comportamiento con la ayuda del lenguaje, el cual una vez interiorizado empieza a mediatizar gradualmente todos los procesos psicológicos del sujeto (Quintanar, Solovieva & Flores, 2002).

- Objeto al que va dirigido la atención: externa e interna
- Modalidad sensorial implicada: visual, auditiva
- Amplitud e intensidad: global, slectiva
- Amplitud y control que se ejerce: concentrada, dispersa
En función a ello, se detallará un modelo de los tipos de atención que fue propuesto por Sohlber & Mateer en el 2001, que fue laborado a partir de la observación de pacientes con daño cerebral en distintos grados de recuperación (Bruna, Roig, Puyuelo, Junqué & Ruano, 2011); además, sirve como mecanismo de evaluación clínica de la atención en personas aparentemente normales:
- Atención focal o focalizada: es aquella habilidad para enfocar la atención a un estímulo, dar respuesta de forma diferencial a estímulos visuales, auditivos o táctiles específicos.
- Atención sostenida: capacidad para mantener una respuesta de manera consistente en una actividad continua y repetitiva durante un periodo de tiempo prolongado.
- Atención Selectiva: es la capacidad que permite elegir todas las formas significativas e importantes e ignorar la información innecesaria (Petrovski, 1980; citado por Quintanar, Solovieva & Flores, 2002).
- Atención alternante: facilita cambiar el foco de atención de forma sucesiva entre tareas que implican requerimientos cognitivos diferentes.
- Atención dividida: permite atender o responder simultáneamente a varios estímulos y tareas o a diferentes demandas de una misma tarea.